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jueves, 14 de julio de 2016

El gato que caminaba solo de Rudyard Kipling.






Este cuento es uno de mis favoritos (y no, no es un gusto culposo como mis aficiones literarias), puesto que plantea un escenario antes del tiempo, una historia que nos cuenta una época ficticia en donde el hombre y el animal compartían una inteligencia tal, que podían entenderse mutuamente.

La historia parte con un hombre y una mujer, el hombre no tan alejado a la bestia intenta cortejar a la hembra, pero la astucia de la mujer fuerza al hombre a civilizarse, trayendo consigo la primera representación del florecimiento social aunque arcaico de la humanidad anticipada.

Luego de tal suceso, la curiosidad invadió a los animales reunidos afuera de la cueva, por la luz que de esta emergía. Por lo cual, el perro olfateando el asado incurre cortésmente para que el gato fuera con él, pero el gato lo rechaza de forma inculta, a lo que en reacción amarga, el perro declara al gato su enemigo eterno.

Por lo cual, y sin aplazar lo obvio, el perro ingresa a la cueva y habla con la mujer; el cual sucumbe a la marrullería de ella, la cual le promete que si ayudaba a su marido en la cacería, ella le brindaría comida, a lo cual el perro acepta cortésmente. Pero aunque el perro acepto, lo que él no sabía era que el gato lo observaba, elogiando a la mujer y vilipendiado al perro por su falta de agudeza e inteligencia.

A la noche siguiente, la mujer cortó grandes brazadas de hierba fresca y la puso al lado del fuego, para que así oleara a heno fresco. Mientras tanto, los animales restantes se preguntaban entre sí que pudo haber pasado con perro. Por lo que caballo salvaje decide ir, pero sin antes pedirle a gato que lo acompañe, quien como hizo con perro, también se lo hizo a caballo, y eso fue que rechazo su amable oferta.

Bueno, cuando caballo entró a la cueva éste afablemente conversa con la mujer, pero la distracción brindada por la hierba fresca y seca era enorme para él y sus instintos esenciales. Por lo que viendo el excelso intereses, la mujer con gran astucia tan propia de ella, le ofrece una oferta por la rica hierba al hambriento animal; y así, caballo se volvió un sirviente más de la mujer y su esposo. Y así paso con la vaca (quien también fue al día después), quien cayó en el deseo de consumir tan deliciosas hierbas por igual. Todos los animales habían caído por la astucia de la mujer; exceptuando al gato, el cual se reusaba a someterse porque la soledad era su himno. Pero entre unos de esos días antes del tiempo; el gato, el animal que parecía ser el menos incorruptible de todos, cayo por el deseo de beber la tibia leche que ordeñaba y luego calentaba la mujer al sustraerla de la pasiva vaca. El gato consumido por el hambre, fue ante la mujer para que se volviera uno más en esa cueva repleta de animales, pero la mujer no lo acepto al no venir al llamado cuando era debido, pero con lo astuto que era el gato, él logró que la mujer aceptara una oferta de él, y era que si ella lo elogiaba tres veces, él podía pertenecer a la cueva y beber la tibia leche. Y así fue, el gato lo consiguió pero sin antes renunciar a todo lo que amaba entre comillas, y eso era la soledad, pero aunque renunció mayormente a ella, aún éste podía gozar de la soledad de la noche, y recordar la bestia libre que fuera antes del tiempo, antes de sucumbir al hombre y a su astuta mujer.

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