Entradas populares

domingo, 15 de enero de 2017

Reseña de Shi ni Itaru Yamai.



Hola, mis apreciados compañeros y lectores. Como siempre reportándome al servicio, que es sencillamente reseñar obras de un talante literario que merecen ser faroleado de tanto en tanto. Pero bueno,  mis amigos hoy quiero presentarles la obra que es en esencia un homenaje viviente al trabajo de Soren Kierkegaard. La obra que quiero exhibirles con traje de gala y pomposos pendientes de esmeraldas, es Shi ni Itaru Yamai de Asada hikari y Seguchi Takahiro. Pero dejémonos de tecnicismo, y emprendamos nuestro viaje por el crucero del éxtasis literario. 

Bueno, la trama en cuestión puede esquematizarse en dos fases de tiempo vividas por un mismo personaje, Futaba Kazuma. La primera fase podemos verla al comienzo de la historia, en donde un Futaba más maduro se queda absorto curioseando la tumba de su primer paciente, y con dicha gestión nuestro protagonista hormiguea fácticamente los despojos de su memoria, y así pasamos a la segunda fase que es en cuestión el pasado del protagonista y como éste conoció a su primer paciente, una hermosa jovencita llamada Emiru, una joven de piel nívea y pelo gris. Al comienzo su encuentro fue un simple accidente, ya que Emiru había sufrido un ataque de ansiedad en plena vía pública, por lo que Futaba sabiendo con antelación fue a socorrerla, y con su ayuda ella recobro el sentido. No obstante, ambos se alejaron por previos compromisos y no se volvieron a ver hasta su segundo en encuentro. Por lo cual, el protagonista luego de haber ido a la universidad fue a una vieja mansión en la cual se le había permito hospedarse, ya que sus padres eran buenos amigos del mayordomo que residía allí. Y por mero afán del destino, Futaba tiene el placer de nueva cuenta de encontrarse con Emiru por segunda vez, y con dicho encuentro nuestro protagonista descubre un enigmático caso, ya que la verdadera razón para que lo dejaran morar en tan tenebrosa mansión, es llanamente un último recurso para restablecerle la salud a Emiru, ya que ella tiene un raro síndrome psicológico que engendra formidables secuelas sobre su cuerpo, llevándola incluso a una condición terminal, una “enfermedad mortal” que ella clasifica como desesperanza. Y por esta razón, Futaba Kazuma hará todo lo humanamente posible para sanarla ya que la razón que lo llevó precisamente a estudiar psicología es por el solo hecho de auxiliar a los demás y restablecerse en cada ápice de su personalidad.
 

Debo decir, que resumirlo más sería un ultraje para tan monumental y desconocida obra, un agravio en sentido lato. Pero debo recalcar, valga la redundancia, que dicho manga compone una estructura argumental basada tenuemente en la afamadísima obra de Soren Kierkegaard, “la Enfermedad Mortal”. Un ensayo que transitar por las alamedas de la desesperanza y de igual forma, en la constante duda del yo. Así que amigos míos, la respuesta está dada, y es un rotundo sí; este manga será para ti tan interesante como lo fue para mí, te lo puedo asegurar; por lo cual, me termino despidiendo sin antes decirte que no veremos en la siguiente reseña.