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jueves, 30 de junio de 2016

Charles Chaplin. El Gran Dictador y su simbólico discurso


Hoy les traigo uno de los mejores discursos visto en la cinematografía, cedido por manos del actor mudo o no tan mudo, Charles Chaplin, en su célebre película el gran Dictador, una obra que habla sobre el fascismo y el nazismo, pero que por alguna razón se volvió en una clara antítesis de dichos conceptos, volviéndose un claro himno a la libertad y la voluntad del pueblo, un homologo  objetivo de la gran democracia.

Dicho discurso comienza así: Lo siento.

Pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni ayudar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas.

Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco.

Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura.
Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros.

Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oirme, les digo: no deseperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de homres que temen seguir el camino del progreso humano.

El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.
Soldados.

No os entreguéis a eso que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina.

Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo lo que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos.
Soldados.

No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. El… el… capítulo 17 de San Lucas se lee: “El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres…” Vosotros los hombres tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravillosa aventura.

En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia.

Luchemos por el mundo de la razón.

Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.

Soldados. En nombre de la democracia, debemos unirnos todos.

 

Análisis de Clannad





Lo sé, debo ser un masoquista peor que la misma Anastasia. Mi afianzamiento por los animes que me ocasionan llorar, es raro... es más he pensado en ir a un psicólogo o dos, para ver porque me gustan tanto los animes que me hacen llorar y palidecer como mujer embarazada.

Hoy, mis amiguitos hablaremos de Clannad (y un poco de Clannad After Story), el arma de depresión definitiva. Un anime que me llevo por senderos oscuros de mí insensible yo, mostrándome que los sentimientos genuinos y verdaderos pueden tocar a un despiadado e inclemente sujeto como yo, un macho en toda la regla, un Don Juan indomable, si ese soy yo.

Pero bueno, dejaremos mi grandiosa vida para otro momento, y desde ahora centrémonos en la historia. La historia comienza con nuestro protagonista Okazaki Tomoya, caminando por el sendero que conecta su colegio con la localidad adyacente, pero de repente nuestro protagonista conoce a una enigmática y curiosa chica, llamada Furukawa Nagisa, y desde ahí parte esta historia de un joven con severos traumas familiares  y una chica con una perspectiva disímil de la vida, y como es evidente el amor no tardara en mostrarse (si, 22 capítulos si somos exactos).

Debo decir, que no me gustan los animes en que el protagonista es muy distante en cuanto a su entorno emocional. Pero, al ver y conocer el pasado de Tomoya, y saber el resentimiento y aversión que lo aleja de su padre, el cual ve como un pedazo de basura por su actitud o mejor dicho por su adicción a los juegos y al alcohol, no es cuestionable su proceder. Pero en cambio, éste personajes es el más maduro de Clannad y también el más inseguro en cuanto a su futuro. Y esto podemos verlo constantemente en  el modus vivendi de Tomoya, intenta a toda costa en mejorar para no ser como su padre, sin embargo el recae en las mismas complicaciones y percances que paso su padre al cerrarse por completo al mundo, y esto podemos verlo por mano de Tomoya posterior a la muerte de su querida Nagisa (¡ay, duele recordar cada segundo de ese evento sombrío!) y, luego de su hija (¡diablos, no podían dejar ser feliz al pobre hombre, cielos!).

Luego de los 2 percance mayores de su vida, vemos un punto de cruce entre ambas muertes, vemos como Tomoya se le despoja la seguridad y de un momento a otro, su mente se oscurece en la distancia, y lo lleva a cuestionarse que sería mejor olvidar y ser olvidado, volver en el tiempo y evitar que él conociera a Nagisa y con ello, acabar con su dolor. Pero he aquí, lo interesante del protagonista, su madurez (o su deseo genuino de crecer), que lo llevo a entender lo necesario que es el dolor, parte esencial de su evolución personal.

Por eso, Clannad es un anime con la simple premisa de que veamos que la vida no es sencilla ni compleja. Dicho anime, nos lleva por un estancamiento emocional para luego resurgir con Tomoya, y comprender a la misma vez, que la depresión, el dolor y la agonía es algo necesario para volvernos un poco más maduro, y dejar de lado el miedo al futuro.

Por eso, además de recomendarle este anime, yo le recomiendo una caja de pañuelos y un rico helado de chocolate o vainilla, porque este anime sacara hasta lo que no tenían dentro. Por eso, me despido diciendo: nos vemos para la próxima, mis queridos amiguitos.


miércoles, 29 de junio de 2016

Análisis de Dragon Ball Super





Hoy le traemos un anime que, no sé cómo plantearlo. Es malo, es bueno, es regular; ciertamente, es lo que es, un shonen de pelea que sirve para entretener pero con un fin oculto de revivir una franquicia, hoy mis queridos lectores le traemos el anime de Dragon Ball Super.

Puede parecer que a simple vista, la serie es un desacierto tremendo viendo lo poco trabajado de su planteamiento, pero Akira Toriyama tiene una habilidad excepcional para volver una premisa simple, en algo de completa profundidad. Muchos dirán que, no es el viejo Dragon ball Z y que dicha serie está encaminada a caer como lo fue su antecesora no canónica que es conocida muy a mi pesar  (siendo el único que parece haberla disfrutado) Dragon Ball GT, lo sé es un trauma encéfalo craneal en la carrera de animación de Toei Animation, pero ese no es el punto aquí, la cuestión en definitiva es ver la diferencia entre ambas, y… dicho de un modo poco convencional, la diferencia entre ambas es como el agua y el aceite, la renovación de los personajes en GT no logro reavivar la llama de carisma de los personajes sino que, causo su progresiva extinción, en cambio en Super la personalidad de los personajes prácticamente sigue siendo la misma con diferentes variaciones, variaciones que intentan hacer a la serie más amena para el público joven y los viejos (¡ay, como duele eso!) fan, que a mi entrever puede ser un defecto como un atributo loable, pero lastimosamente dicha inclinación a lo infantil retiene la evolución de los personajes; y cuando uno piensa que los personajes que hicieron memorables Dragon Ball van a la aparente acción, termina siendo todo un juego de meter y sacar, para concluir con la introducción de Goku y Vegueta (como se mostró en el arco de Champa, en el cual ni Majin Buu participo y, el pobre Picoro dio un espectáculo decente aunque al final su participación dejo mucho que desear aunque... ¿que se puede esperar del maldito fanservice?). 

Pero si vemos a Dragon Ball GT, ésta no peca en esta cuestión ya que todos los personajes tienen su debido papel y cumplen con un rol más detallado que introducir a los protagonistas principales, en verdad… en cuestión de desarrollo emocional y afectivo GT gana, pero en el desarrollo e implementación de las reglas y trama secular de su universo Super gana; lo que a mi parece y, no exagero para nada en esto, mi querido Super hace ver a mi pobre GT como una mancha negra en la historia de Dragon Ball, pero esto no quita que Super deja mucho que desear si la comparamos con los diferentes arcos de Dragon Ball Z.

Pero no es de tontos tener un poco de fe a una serie que puede ser prometedora, y más con la participación del gran maestro Akira Toriyama en su creación y prefacio argumental (el principal fallo de nuestro pobre GT, a mi entender). Por lo que yo, termino mi reseña con la sutil invitación de que le des una oportunidad a un pequeño pedazo de nuestra infancia que a mi parecer, es algo que tu niño interno gozara en sobremanera.

martes, 28 de junio de 2016

La niña de Guatemala de José Martí






He aquí, un maestro. Pero un maestro de la Habana, señores; el gran pensador y escritor, José Martí (que su bigote no los engañe, ese hombre es prodigioso), sin embargo su prodigiosidad no es valorada por la mayoría, un maestro de la prosa olvidada (si se puede aludir de ese modo). Pero hoy, hablaremos sobre su poema más sombrío y a la vez, más romántico: La niña de Guatemala.

La niña de Guatemala

“Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La niña de Guatemala,
La que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos,
Y las orlas de reseda
Y de jazmín: la enterramos
En una caja de seda.
Ella dio al desmemoriado
Una almohadilla de olor:
El volvió, volvió casado:
Ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
Obispos y embajadores:
Detrás iba el pueblo en tandas,
Todo cargado de flores.
Ella, por volverlo a ver,
Salió a verlo al mirador:
Él volvió con su mujer:
Ella se murió de amor.

Como de bronce candente
Al beso de despedida
Era su frente la frente
Que más he amado en mi vida.
Se entró de tarde en el río,
La sacó muerta el doctor:
Dicen que murió de frío:
Yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
La pusieron en dos bancos:
Besé su mano afilada,
Besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
Me llamó el enterrador:
Nunca más he vuelto a ver
A la que murió de amor”.

Como pueden ver, éste es un poema con altísimo amor pero a la vez culpa por aquella a la que alguna vez amo, pero hoy reposa con los ángeles. Muy pocos lo saben, pero en su juventud José Martí se enamoró de una guatemalteca llamada María García Granados y Saborío la cual falleció, dejando a José Martin totalmente destrozado y esto puede verse en sus poemas posteriores, que parecen ser un confesionario mental sobre sus culpa internas. Y el poema que vemos ante nosotros, solo refuerza la idea de que si… José pudiera cambiar algo sobre su pasado, eso sería la decisión de dejar a María por un simple compromiso, que al final se volvió un matrimonio que al igual que su amada fallecida, culminó.